Quinta Maria en la Ruta del Vino

El lugar muy limpio, tranquilo apartado de la ciudad con unas vistas espectaculares, sin dejar de mencionar la hospitalidad de su propietaria la sra Teresa, la cual prepara un delicioso desayuno, sin duda volvemos.

Excelente atención, la dueña María Teresa hace de todo para nosotros, seguro regresaremos!! Es un lugar muy lindo, ella lo cuida muchísimo, tienen perritos muy amables, un pequeño río pasa abajo, en la noche se pudo prender la hogata y escuchar la naturaleza, apreciar la luna, beber un buen vino. Para parejas está excelente!

Mi esposo me llevo a esta quinta por sorpresa de aniversario, fue elección ideal; la atmosfera que se respira es unica, las habitaciones se pierden en la naturaleza y no desencaja de donde se encuentra. Por las noches no se oye un solo ruido y es una magia que se ha conservado gracias a la anfitriona que no permite se irrumpa la naturaleza del lugar. Excelente servicio, todos amables y con mucha disposición; mi esposo solicito unas flores y al llegar estaban en la habitación. El desayuno delicioso. El camino para llegar puede parecer un poco dificil pero no, al llegar vale totalmente la pena.

Buscábamos un lugar para descansar y alejarnos del bullicio de la ciudad y en verdad este lugar es grandioso en mi opinion personal. Descansamos, nos relajamos, disfrutamos la noche en silencio, vimos las estrellas, la luna salir de entre las montañas fue hermoso para mi y mi esposo. El cuarto limpio toda la habitación en general. Me agradó que no había televisión. La Sra. Teresa una linda persona y un gran ser humano nos atendió de maravilla, super simpática. No duden en visitar este lugar

Bello lugar para descansar, seguro, limpio, acogedor, natural... de día disfrutar de un Rico desayuno elaborado con frutos cultivados en su propio jardín, disfrutar y abandonarse en la naturaleza del lugar. Y por la tarde disfrutar de un platillo en un Restaurant de la localidad con estupendo vino de la región y por la noche, disfrutae en el lugar de una fogata rustica a la luz de la luna y um cielo estrellado. Fuimos atendidos muy amablemente por Tere quien en todo momento estuvo al pendiente de nosotros.

Un pequeño y mágico lugar en la parte mas profunda y oculta del valle de Guadalupe. Una especie de mini hacienda en una pendiente a la orilla de un arroyo con un bosquecillo para explorar. Con solo 5 habitaciones logra una privacidad privilegiada y una quietud ideal para un descanso pleno. Cada espacio es privado y exclusivo con tu terraza, tu hamaca, su mesa para desayunar con una vista única a la naturaleza. También cuenta con una área para hacer fogata por la noche a la luz de la luna. Incluye desayuno y te lo sirven de lujo en el porche de tu habitación. Uno de los puntos mas importantes es la limpieza y los detalles que cada espacio tiene. Puedes caminar entre jardines y huertos y la atención de la dueña Maria es de los puntos a favor. Siempre estarás custodiado y acompañado por unos perritos muy simpáticos y cariñosos que te hacen sentir en casa.

El lugar es increíble, la casa es muy bonita y la vista es maravillosa. Perfecta si lo que quieres es recorrer viñedos y diferentes lugares alrededor. Los duelos son increíbles y te sientes como en tu casa de verdad. El desayuno es bastante bueno y disfrutas cada momento que estás ahí.

Si buscas un lugar tranquilo y lejos del ruido de la ciudad, este es el indicado, la anfitriona Maria Teresa desde que llegamos nos recibió muy amable y cálidamente, nos enseñó el lugar, el cuál es demasiado lindo, y sobre todo muy tranquilo, cero contaminación auditiva, la habitación que nos tocó es muy bonita, con una terrazita muy amena, mi único pero es el baño, creo que hacen falta mejoras en la regadera, pero de ahí en fuera está súper bien la habitación. La estadía incluye un desayuno de fruta con yogurt kefir y granola, pan tostado con mantequilla y conserva natural, café y jugo. El lugar cuenta con distintos spots para sentarte y disfrutar de la tranquilidad, también hay para hacer fogata y caminatas.

La quinta es el lugar ideal para vivir el Valle de Guadalupe. Lugar hermoso, único con una atención personalizada que te hace sentir como en casa pero más consentida. Definitivamente lo recomiendo y volvería a ir :D